Disfruto corriendo, pero a veces duele...

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Correr siempre es un placer. Hay muchos factores que recompensan y estimulan al corredor para que el hábito sea cada vez más necesario dentro de su ámbito cotidiano. Pero eso lo veremos en otro post, porque en este voy a hablar de cosas un poco menos placenteras, que son los problemas y los dolores con los que habitualmente (no siempre, pero sí muy a menudo) tiene que convivir el corredor. Son cosas bastante comunes, pero que generalmente dificultan que el corredor disfrute de sus carreras o entrenamientos.



A continuación, vamos a ver algunos de los más habituales y algunos consejos para evitarlos.

Los dolorosos problemas con los pezones
Sí, suena un poco escandaloso, pero es de lo más normal que el corredor los sufra. Se producen a raíz del contacto continuo con las camisetas sudadas o húmedas y generalmente lo sufren los hombres, ya que las mujeres lo evitan con la ropa interior. A veces, cuando se hacen distancias largas, el problema se agrava y se producen heridas. Una vez se sangra, estas heridas cada vez tardan más en curarse y cuando se vuelve a correr de inmediato vuelven a surgir los dolores. En fin, un martirio que se puede evitar con soluciones tan clásicas como ponerse vaselina o un trozo de esparadrapo cubriendo el pezón, tratando de evitar el contacto con los pelos.


La maldición de las uñas negras
También suele ser muy usual que las uñas se acaben poniendo negras y que, incluso, podamos perderlas debido al roce de la punta de los dedos con las zapatillas. Por esa razón, es muy importante que nos aseguremos, al comprar unas zapatillas nuevas, que estamos eligiendo la talla correcta (tema que tratamos en otro post). Para evitar este problema, es fundamental que la zapatilla no quede apretada, ya que cuando corremos nuestros pies se hinchan y, además, en cada zancada se desplaza unos milímetros al interior de la zapatilla. Pero tampoco podemos optar por comprar unas zapatillas muy grandes, porque otro factor muy importante, es que el pie quede bien sujeto, ya que conviene evitar que la zapatilla quede muy holgada y produzca roces o ampollas durante el recorrido. La solución, además de las mencionadas, pasa también por poner vaselina entre los dedos o polvos de talco.

Esos roces tan molestos…
Al margen de los que se hacen en pezones, también se producen muy habitualmente en axilas y muslos, entre otros sitios. Para evitarlos, aparte de la socorrida vaselina, que siempre es útil, recomendamos el uso de ropa técnica apropiada para practicar este deporte. No obstante, esta no es siempre la única solución, otra recomendación muy importante es que sea la ropa compresiva la que tenga contacto directo con la piel. De este modo, evitamos el desplazamiento de la ropa y el roce.

Esperamos que algunas de estas recomendaciones os sirvan de ayuda para evitar estos problemas tan presentes en el día a día del corredor y… ¡a seguir trotando!




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